Se estima que el PBI crecerá 6% el año próximo, pero hay varios peligros que amenazan la estabilidad cambiaria y la aceptación social del plan.
La economía argentina enfrenta un panorama complejo de cara al futuro, con algunos indicadores positivos, pero también con riesgos latentes que amenazan el éxito de la política económica implementada por el Gobierno de Javier Milei.
Según un análisis de BBVA Research, a nivel general el panorama es bastante positivo. Para la entidad financiera, la actividad económica se recuperará en 2025, confirmando un rebote a partir del tercer trimestre del año. “Luego de contraerse por tres trimestres consecutivos, la actividad económica ha empezado a dar señales de recuperación. En julio diversos indicadores muestran crecimientos mensuales, pero en agosto la evidencia es mixta. Mantenemos una previsión de caída del PIB de 4% para 2024 y una recuperación de 6% en 2025″, señala la entidad financiera en un informe económico.
Ahora bien, más allá de la previsión para el año próximo, los analistas del banco identificó tres grandes riesgos que enfrenta la Argentina para el 2025. El primero es la ocurrencia de eventos climáticos extremos que afecten a la producción agrícola. No hace falta hacer mucha memoria para encontrar un caso cercano. La temporada pasada estuvo marcada por la sequía que golpeó a casi todo el país, provocando pérdidas de millones de toneladas de producción y de miles de millones de dólares en exportaciones.
El segundo riesgo para el país es la pérdida de aprobación social del gobierno. En este sentido, resulta oportuno recordar los resultados de la última encuesta de Opina Argentina. Según el estudio, cuatro de cada diez argentinos todavía evalúa de manera positiva la gestión del presidente Javier Milei, pero la imagen pública de la administración sufrió en el inicio de septiembre una caída inédita en los indicadores de opinión. La evaluación del desempeño del Gobierno cayó seis puntos y se ubica en el nivel más bajo desde el comienzo del mandato.
El tercer riesgo que plantea BBVA es que ocurra un retraso en remover controles cambiarios que ocasione una pérdida de confianza del mercado y gatille presiones cambiarias. Por lo pronto, la brecha está relativamente controlada, sin demasiada intervención del Banco Central. Además, están ingresando dólares por el efecto del blanqueo de capitales y se espera por un potencial acuerdo con un grupo de bancos en octubre, lo que daría la posibilidad de tomar un préstamo en dólares para reforzar las reservas.
Por lo pronto, el Gobierno nacional no ha puesto fecha a la liberación del cepo cambiario, pero sí ha aclarado en varias oportunidades qué debe pasar para que se dé el gran paso. El propio presidente de la Nación, Javier Milei, explicó a través de las redes sociales que para ponerle fin a los controles cambiarios se deben dar tres condiciones en conjunto: terminar con los pasivos remunerados, terminar con los PUTs y que haya convergencia de la inflación con la de devaluación en un entorno cercano a cero mensual.
Qué pasará con la inflación
En su análisis, BBVA Research destacó que la inflación desaceleró fuertemente desde inicios del año y luego se estabilizó en torno al 4% mensual. Esto, aseguran, es evidencia de la necesidad de un abordaje más integral del problema para consolidar el proceso de desinflación.
“Esperamos que la inflación alcance 130% a/a en diciembre de este año y 40% en diciembre de 2025″, comentaron.
La proyección del BBVA es más pesimista a la realizada por los especialistas que consulta mensualmente el Banco Central en su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM). De acuerdo a los expertos, la inflación de este año terminará en torno al 122,9% y la del 2025 será del 38,4%. Por ahora, los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) marcan que en los primeros ocho meses del año la inflación acumulada es del 94,8%.