Valentino Prieto Juri ya dejó una huella profunda en quienes lo conocen. Su historia no solo conmueve, sino que inspira. En una reciente entrevista con el programa “La Hora de Las Mascotas” este pequeño gran rescatista compartió su pasión por ayudar a los animales, un compromiso que asumió desde muy pequeño.
“Desde pequeño rescato animales. Mi madre y mi padre me han inculcado el cariño hacia ellos”, explicó Valentino, con la madurez y ternura que lo caracterizan. Su mensaje es claro y potente: “A mí no me gusta maltratar a los perros, no me gusta que sufran”. Y agrega, con convicción: “Todos podemos ayudar, todos podemos poner un granito de arena. Si no lo podés adoptar, darle de comer o castrarlo, ya estás ayudando”.
Consciente del impacto que puede tener la falta de control animal, Valentino remarca: “Una hembra puede tener más de 24 crías al año. Por eso es importante la castración”.
Su incansable labor fue reconocida públicamente con el premio Madre Teresa de Calcuta, que recibió de manos del actor Cristian Sancho. “Fue una experiencia muy linda”, recuerda, quien vive con alegría cada paso que da en defensa de los animales.
Pero su compromiso no termina ahí. Junto a cuatro amigos, lanzó un pequeño emprendimiento de venta de stickers, destinando parte de lo recaudado al cuidado de los animales callejeros. Además, convirtió su cumpleaños en una oportunidad solidaria: “En vez de pedir juguetes, pedí que me trajeran alimentos para los animales. Los doné al Polaco y guardé otros para los animales de la calle”.
El “Polaco” es un referente local en el rescate de animales y un gran apoyo para Valentino, quien lo admira profundamente. En cada gesto, en cada acción, este niño demuestra que ayudar no requiere edad ni recursos extraordinarios, solo voluntad y amor.
“Yo tengo tres animales, y con los de mi abuelo somos seis en total. Todos tienen su historia de rescate. Los saco a pasear, incluso cuando voy al kiosco”, cuenta con orgullo. En la escuela, algunos compañeros lo felicitan por su labor. Incluso, ya dio charlas para concientizar a otros chicos sobre la importancia del cuidado y respeto hacia los animales.
“Todos podemos hacer algo”, repite Valentino, como una consigna que debería multiplicarse en cada barrio, en cada casa, en cada escuela. Porque su ejemplo demuestra que el amor por los animales se aprende, se enseña y se contagia.