Industriales locales le relevaron que ya recibieron solicitudes de clientes norteamericanos para que especifiquen el contenido de sus productos. Promueven misiones comerciales para sumar fabricantes locales a la cadena del gas y el petróleo.
La salida Vaca Muerta
Ante un complejo cuadro de situación que incluye la caída de la demanda, el crecimiento de las importaciones, la suba de costos y la pérdida de competitividad por la apreciación cambiaria, muchos industriales buscan reconvertirse para insertarse en la cadena de valor del gas y el petróleo.
“Estamos pensando cómo insertarnos de manera inteligente a los grandes tractores de la economía, en este caso Vaca Muerta”, explicó Alejandro Wagner, director de ProPymes, que organizó una misión comercial al yacimiento neuquino del que participaron distintas firmas del rubro metalmecánico y también de línea blanca.
El gigante Techint es uno de los interesados en que sus clientes encuentren alternativas al complejo cuadro situación. Es una ecuación simple, si todo viene de afuera no habrá mercado tampoco para las grandes. Un informe elaborado por once cámaras metalúrgicas, asegura que el sector podría sumar u$s7.400 millones por año a la economía, traccionado por la energía, entre otras actividades. La integración de la industria dentro de la cadena de valor, aparece como un debate fundamental para el sector que verá mayores impactos por la guerra comercial.
Efectos de la “liberación” según Trump
El banco de inversión Goldman Sachs aumentó del 20% al 35% la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión en los próximos doce meses. La argumentación es que se deterioró la confianza de los hogares y las empresas. Detrás de ese fenómeno está la política tarifaria de Trump y su plan de “liberación”. La incertidumbre sobre las medidas y una certeza: a más aranceles, más inflación y a más inflación menos probabilidades de que la Reserva Federal acelere en la flexibilización de su política de tasas.
Una recesión, o un menor crecimiento en Estados Unidos, tendría por supuesto un impacto global. En Argentina las cámaras empresariales ya pusieron el grito en el cielo. Señalan que el argumento del déficit norteamericano en la balanza bilateral es poco creíble. Solo sucedió en 2024, por la enorme recesión que afectó a la economía local y en la última década se acumularon abultados superávits para el país del norte.
Explican también que Argentina cumplió estrictamente con las cuotas de acero acordadas en 2018, que hay integración productiva entre la producción siderúrgica de Argentina y Estados Unidos porque los productos argentinos complementan la producción norteamericana con insumos de acero en los que EEUU tiene limitantes y aseguran que “la nueva medida de Trump puede generar desvíos de comercio de producción de acero de economías de no-mercado”.