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LAS MUJERES DEL 25 DE MAYO

La Revolución de Mayo de 1810 no fue solo una gesta protagonizada por hombres. Las mujeres también jugaron un papel clave, aunque durante mucho tiempo su participación fue invisibilizada, minimizada y relegada a los márgenes de la historia oficial. El relato patriarcal las encasilló como simples cuidadoras de heridos o acompañantes, ignorando su verdadero compromiso con la causa revolucionaria.

Sin embargo, muchas de ellas lucharon codo a codo con los hombres, arriesgaron sus vidas Y hasta empuñaron armas. Fueron verdaderas heroínas cuya valentía merece ser reconocida. Hoy es un buen momento para recordarlas y reivindicar su lugar en la historia de nuestra independencia.

A 215 años de la hazaña emancipadora que se dio en plena crisis de la monarquía españolaes necesario destacar y refrescar la influencia de las mujeres a lo largo de todo el proceso. Las crónicas de la Independencia dan cuenta de un pequeño número de mujeres que salieron del anonimato, ya sea por su solidaridad hacia la causa patriota, por su apoyo logístico a los soldados o por ser dueñas de casas donde se llevaron grandes discusiones para dirigir los destinos de la revolución.

Gracias a los importantes aportes producidos por la historiografía americana y argentina de las últimas décadas, ha comenzado a renovarse el estudio sobre las mujeres en estos procesos de cambio, desde la perspectiva de género. Ello ha permitido comprender su participación en los contextos de guerra para defender una causa que consideraban justa e implementando, cada vez que les fue posible, estrategias para lograr escapar de los condicionamientos de una sociedad que las excluía o marginaba y llegando, en ciertos momentos, a liberarse de las limitaciones y jerarquías sociales, más allá de las condiciones de género propias de la época.

Las mujeres desempeñaron un rol protagónico en el proceso de independencia, no solo desde los espacios tradicionales, sino también como intelectuales, estrategas y hasta en el campo de batalla, empuñando armas. Su participación no se limitó al cuidado de heridos; acompañaron al ejército con compromiso y valentía, dejando una huella profunda en la historia que durante mucho tiempo fue ignorada.

ALGUNOS NOMBRES DE MUJERES DESTACADAS DE ESTE PROCESO: 

Mariquita Sánchez de Thompson, esposa de Martín Thompson, un oficial de la Marina. En sus casas, tanto las mujeres como los varones discutían temas teóricos, políticos e ideológicos. Ella fue una política y cronista argentina, cuyas tertulias convocó los principales personajes de su tiempo. Es ampliamente recordada en la tradición histórica argentina porque la Marcha Patriótica (actual himno nacional) fue cantada por primera vez en su casa, el 14 de mayo de 1813.

Abrazó con fervor la causa de la libertad y colaboró con todas las empresas patrióticas de la Revolución de Mayo. Su casa de la calle Unquera, más conocida por todos como “del Empedrado” o “del Correo” (actualmente calle Florida al 200) acogió a las personalidades de su época, atraídas por la hospitalidad de la dueña. Los problemas más delicados eran debatidos allí, lo mismo que los temas literarios.

María Remedios del Valle : La Capitana

Mujer negra, pobre, guerrera, esposa y madre de varios hijos, María Remedios del Valle fue una de las pocas mujeres que comenzó a luchar en las guerras de la Independencia desde que se formó el primer gobierno patrio el 25 de mayo de 1810 y participó en varias batallas-. Su primera participación fue en la Expedición del Alto Perú junto a su marido y a sus dos hijos. Ella, como muchas otras mujeres, acompañó a la tropa alimentando a los soldados, curando heridos y también peleando con ellos.

Así lo hizo en la batalla de Huaqui, donde desafortunadamente perdió a su marido y a sus dos hijos. Lejos de rendirla, sumó más coraje para pelear en las contiendas de Tucumán y Salta. Debido a su bravura y valentía, Manuel Belgrano la nombró Capitana.  A pesar de este gran reconocimiento, la suerte no estuvo de su parte en las derrotas de Vilcapugio y Ayohúma, donde fue herida de bala, capturada por los realistas y azotada públicamente. Muchas veces estuvo a punto de ser fusilada, sin embargo, pudo sortear los embates.

De vuelta en Buenos Aires, no le fue fácil que la reconocieran como capitana y que le pagaran su sueldo, y cuando lo consiguió fue por poco tiempo.

JUANA AZURDUY

Junto a su compañero Manuel Ascencio Padilla, se unieron a la Revolución de Chuquisaca y la Paz de 1809, que derrocó a la Real Audiencia de Charcas. Después, ambos se sumaron al Ejército del Norte liderado por Manuel Belgrano. Juana logró reclutar a 10 mil indígenas, comandó tropas, colaboró con Martín Miguel de Güemes luchando en más de 30 combates haciendo posible la liberación de Arequipa, Puno, Cusco y La Paz. Entre sus combatientes se destacan “Las Amazonas”, un grupo de mujeres mestizas e indígenas movilizadas por la causa de la liberación del pueblo.

A partir de ese entonces, a través de una organización conocida como “Los Leales”, el matrimonio combatió contra imperio español destacándose especialmente Juana por su valentía y su capacidad de mando, hecho que le valió nombramiento de teniente coronel, en el verano de 1816, y la entrega simbólica de un sable por las tropas enviadas desde Buenos Aires con objetivo de liberar el Alto Perú.

Ese mismo año, ya embarazada de su quinto hijo, Juana sufrió una herida en la batalla de la Laguna, y al intentar rescatarla, Miguel Asencio Padilla murió en combate. Su cuerpo fue colgado por los realistas y luego de dar a luz, la soldada se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú defendiendo en seis ocasiones las invasiones realistas.

Si bien el rol de Juana fue indispensable en la guerra, murió a los 82 años en el olvido .

Macacha Güemes

Hermana de Martín Miguel de Güemes, fue determinante. Se encargaba de coordinar las tareas de espionaje y las misiones junto a otras. para ayudar al ejército de los “Infernales”. En 1815, Güemes fue nombrado gobernador de Salta por la voluntad popular. Mientras él se encontraba en la guerra, Macacha tomó las riendas del gobierno. Tras el deceso de su hermano, siguió siendo muy importante en la política de la provincia y se sumó al Partido Federal, por lo que fue muy respetada incluso entre los opositores unitarios. Falleció en 1866, a los 90.