En una entrevista para el programa Mañana Fantástica, la docente e historiadora Fernanda Gil Lozano destacó la figura del general Martín Miguel de Güemes, a quien recordó como un símbolo de la lucha popular durante la emancipación sudamericana. Güemes fue el único general argentino que murió en combate durante la Guerra de la Independencia. Este 17 de junio se cumplen 203 años de su muerte, una de las figuras más emblemáticas de la Independencia en el Norte de Argentina. A los 36 años, el general fallecía en Salta, diez días después de haber resultado herido en combate
Gil Lozano sostuvo que “la independencia americana fue una gran gesta colectiva”, y que si bien se suele resaltar a figuras individuales, no debe olvidarse que durante casi quince años multitudes, desde México hasta Buenos Aires, participaron en un proceso diverso y complejo que culminó con la ruptura del vínculo colonial.
En el antiguo Virreinato del Río de la Plata —que abarcaba los actuales territorios de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay—, los procesos revolucionarios tuvieron desarrollos muy distintos. En Buenos Aires, la creación de la Primera Junta marcó el inicio de una serie de campañas militares hacia el norte, el Litoral y la Banda Oriental, con resultados dispares. La independencia se consolidaría más tarde con las campañas de San Martín que llegaron a Lima, el corazón del poder español en América del Sur.
Sin embargo, la historiadora remarcó que estas campañas ocultaron otras formas de lucha fundamentales para el triunfo patriota: la resistencia popular. En el norte del actual territorio argentino y en el Alto Perú (hoy Bolivia), pequeños grupos organizados como milicias gauchas hostigaron al ejército realista, debilitando su capacidad operativa. Esta lucha irregular fue clave, aunque muchas veces menospreciada.
Entre los ejemplos que citó se encuentran el Padre Muñecas en la zona del lago Titicaca, Vicente Camargo en Chiquisaca y Potosí, y la mítica Republiqueta de La Laguna, comandada por Manuel Asencio Padilla y su esposa Juana Azurduy, quien continuó la lucha tras la muerte de su compañero.
En el sur de ese territorio, en Salta y Jujuy, se consolidó un sistema de defensa estable que combinó poder político y guerrilla popular, y donde brilló la figura de Martín Miguel de Güemes. “No fue solo un jefe militar, fue un revolucionario convencido que desde joven participó en las Invasiones Inglesas y más tarde fue clave en la primera victoria patriota en Suipacha en 1810”, explicó Gil Lozano.
Como gobernador de Salta, Güemes articuló la defensa de la frontera norte, conteniendo ocho invasiones realistas gracias a su carisma y liderazgo. Fue un aliado clave de San Martín, quien le encomendó resguardar esa zona estratégica mientras él avanzaba hacia Perú.
A pesar de su importancia, Güemes fue mirado con desconfianza por el pensamiento liberal. Bartolomé Mitre, por ejemplo, lo minimizó en su Historia de Belgrano, aunque años más tarde lo reivindicó en su obra sobre San Martín, reconociendo su rol en el plan libertador.
“Güemes ejerció un liderazgo autónomo, alejado de las disputas políticas porteñas, y fue uno de los primeros en sostener de hecho el federalismo. Su concepción de poder nacía del pueblo, pasaba por las provincias y proponía construir una nación desde allí”, sostuvo la historiadora.
Tras su muerte en 1821, el sistema de defensa popular que había creado continuó funcionando y contuvo al enemigo hasta abril de 1825, cuando con la muerte del general realista Pedro Antonio Olañeta se selló la independencia del Alto Perú.
“Recordar a Güemes es reivindicar el carácter popular de nuestra independencia”, concluyó Gil Lozano. “Por eso es justo que cada 17 de junio, en el aniversario de su muerte en combate, todo el país lo recuerde como lo que fue: un líder revolucionario que murió luchando por la libertad de su pueblo”.