El caso de Julieta Prandi, actriz, presentadora y modelo, marcó un antes y un después en la visibilización de la violencia sexual dentro del matrimonio en Argentina. La denuncia presentada por Prandi contra su ex marido, Claudio Contardi, involucró abusos sexuales reiterados entre 2015 y 2018, además de violencia económica, tras su separación en 2019.
El tribunal oral en lo criminal Nº 2 de Zárate-Campana condenó a Contardi a 19 años de prisión el 13 de agosto de 2025, luego de tres audiencias iniciadas el 6 de agosto. Prandi expresó su alivio y destacó la importancia de la condena: “Hoy vuelvo a vivir; hay un antes y un después en mi vida”.
En diálogo con Radio Fantástica, la abogada de familia Claudia Pallares resaltó la relevancia de reconocer que dentro de un matrimonio puede existir el abuso sexual. Señaló que para llegar a una condena privativa de libertad de tantos años, Prandi tuvo que probar la violencia y demostrar el abuso. “Por lo general, la violencia se identifica con lo físico, los golpes, los femicidios. Pero existen otros tipos de violencia, como la económica y la sexual, que no son tan visibles y que ella logró identificar y probar”, explicó Pallares.
La abogada agregó que declaraciones como la de Contardi —“nunca abusé de ella sin su consentimiento”— reflejan un reconocimiento implícito del abuso y muestran la complejidad de estos casos para la víctima y el sistema judicial. Según Pallares, la importancia de la condena radica en visibilizar que la violencia sexual y económica dentro del matrimonio es real y punible, y que no siempre se limita a la falta de dinero o cumplimiento de obligaciones.
También señaló que este caso demuestra avances en la justicia y en la protección de las víctimas: “La condena muestra que la violencia puede ser identificada, juzgada y sancionada, y envía un mensaje fundamental a la sociedad sobre la seriedad de estos delitos”.
La historia de Julieta Prandi no solo representa justicia individual, sino un mensaje social y político que busca generar conciencia sobre la violencia sexual y económica, enseñando a identificar señales tempranas y reforzando la necesidad de que las víctimas denuncien y se respalden en la ley.