En diálogo con El Interior Santiagueño, la joven profesional de Pampa de los Guanacos contó cómo, con esfuerzo y el apoyo incondicional de su familia, logró recibirse de abogada y ahora sueña con ejercer en su pueblo y en todo el interior de la provincia.
La historia de Erika Benítez Castillo es la de muchos jóvenes del interior profundo que dejan su hogar para estudiar, con la esperanza de regresar y ponerse al servicio de su comunidad. Nacida y criada en Pampa de los Guanacos, a unos 400 kilómetros de la capital santiagueña, desde pequeña tuvo un objetivo claro: convertirse en abogada.
A los 18 años dejó su pueblo para instalarse en Santiago del Estero y cursar la carrera de abogacía en la Universidad Católica. “Siempre tuve el sueño de ayudar a la gente desde mi profesión. En el interior, las posibilidades de estudiar o encontrar un abogado son limitadas, y eso me impulsó a dar este paso”, relató.
El camino no fue fácil. A la distancia, con recursos ajustados y una familia que hizo enormes sacrificios, Erika fue construyendo no solo su título universitario, sino también amistades y experiencias que marcaron su vida. “Si no fuera por mi familia, no estaría aquí. Mi mamá, mi papá y hasta personas que no son de mi familia me ayudaron a cumplir este sueño”, destacó emocionada.
Hoy, con 32 años y tras un tiempo en Buenos Aires, Erika ha vuelto con proyectos claros: trabajar en el interior, especialmente en causas civiles y de familia, y capacitarse en derecho penal. “Mi meta sigue siendo la misma, regresar a Pampa de los Guanacos y a otras localidades cercanas, como Sacháyoj, Tintina o Monte Quemado, para brindar un servicio que muchas veces la gente no tiene cerca”, explicó.
Más allá de sus aspiraciones profesionales, Erika lleva consigo un mensaje poderoso para los jóvenes del interior: “La familia es fundamental para cumplir los sueños. El esfuerzo, el apoyo y la confianza de quienes nos rodean pueden hacer la diferencia, incluso en las condiciones más difíciles”.
Con humildad, gratitud y una clara vocación de servicio, la Dra. Erika Benítez Castillo es ejemplo de que los sueños de los hijos del interior santiagueño no solo se construyen con estudio, sino también con el compromiso de volver para tender la mano a su propia gente.