Locutora nacional, capacitadora y apasionada por la comunicación, Emilse comenzó su camino con solo 12 años en la radio de su pueblo. Hoy es una referente regional que continúa apostando a la magia del micrófono.
Desde un micrófono prestado en la radio de su pueblo hasta grabaciones para empresas internacionales, la historia de Emilse Mansilla es el reflejo de una pasión sostenida con vocación, formación constante y una conexión profunda con su audiencia. En diálogo con El Interior Santiagueño, la locutora de Sumampa compartió su recorrido, anécdotas de sus inicios y su visión sobre el rol actual de los medios.
“Tenía 12 años cuando entré por primera vez a una radio. Fui a llevar un comunicado de mi escuela y terminé leyendo al aire porque no había locutora de turno. Desde ese día no me fui más”, recuerda con emoción. Aquel primer encuentro con el micrófono en los años 90 fue el comienzo de un vínculo inquebrantable. “En esa época, todo pasaba por la radio: era el eje de la comunicación. Si había banco, si pasaba el colectivo, si nacía una vaquita, todo se informaba ahí”, rememora.
Emilse creció junto a la radio. Se formó en oratoria, producción, DJ, locución neutra y, finalmente, logró el carnet de Locutora Nacional en 2004. Sin recursos económicos pero con una voluntad férrea, asistía a talleres en Catamarca, seminarios en Córdoba y conferencias donde fuera posible. “No tenía un mango, pero me las arreglaba para ir. Uno nunca termina de aprender”, afirma.
Su carrera la llevó a diferentes medios y provincias, incluso a conducir un programa matinal en un importante multimedia de Mendoza. Sin embargo, su esencia no cambió: la radio como espacio de escucha, acompañamiento y servicio. “Una vez un profesor me dijo: no hay mejor orador que quien sabe escuchar. Y eso lo aplico cada día. Hacemos radio para los oyentes, no para nosotros”, sostiene.
Hoy, Emilse es también formadora y disertante. Participa activamente en encuentros de locutores, donde comparte herramientas con colegas y nuevos comunicadores. Su estilo, siempre didáctico y empático, deja huella. “Yo deseo que la radio no se pierda nunca. A pesar del streaming y los cambios, la radio sigue siendo magia”, dice con firmeza.
Aunque celebra lo logrado, no se conforma: “Quiero más. Siempre quiero más. Todos los días aprendo algo nuevo. Este mismo diálogo me está enseñando”.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, Emilse Mansilla sigue apostando a la radio con alma: la que imagina, escucha, acompaña, conecta. Desde Sumampa al país, con su voz clara y su mensaje sincero, construyó mucho más que una carrera: construyó un puente humano que sigue creciendo.