En una entrevista para el programa “Mañana Fantástica”, la docente e historiadora Fernanda Gil Lozano analizó el avance de las mujeres en la política y los desafíos que aún enfrentan para ocupar espacios de poder.
En un contexto donde los escenarios políticos suelen ser dominados por estrategias partidarias y discursos confrontativos, Gil Lozano destacó la importancia de reconocer cómo las mujeres han logrado ocupar roles de liderazgo, aportando nuevas perspectivas y rompiendo con estructuras históricamente patriarcales.
Avances significativos, pero desafíos persistentes
“Gracias a normativas como la ley de cupo de los 90, que en su momento fue muy criticada, y el refuerzo con la ley de paridad, nuestras listas en todos los partidos tienen hoy un varón y una mujer. Esto ha marcado una transformación significativa en el ámbito legislativo”, señaló.
Los datos respaldan esta afirmación: entre 1983 y 1991, antes de la implementación de estas normativas, las mujeres ocupaban apenas un 4% de los escaños en la Cámara de Diputados. En 1995, esta cifra saltó al 38% y para el período 2021-2023 alcanzó el 43,06%. En la actualidad, para el período 2023-2025, las mujeres representan un 42,8% de la Cámara baja del Congreso. En el Senado, la evolución es similar: de solo tres senadoras en 1983 a 33 en 2023, alcanzando un 45,83% de la composición actual.
El desafío en los espacios de decisión
Sin embargo, Gil Lozano advirtió que, aunque se ha avanzado mucho en el ámbito legislativo, en los espacios ejecutivos, donde se toman decisiones críticas, las mujeres siguen enfrentando importantes barreras.
“Es un ámbito con una notable merma de participación femenina, en parte porque aún persisten ideas retrógradas que intentan asociar las políticas de género con una supuesta ‘ideología de penetración marxista’, lo cual es un completo disparate”, afirmó.
Para la historiadora, esta visión distorsionada ignora el impacto histórico de las mujeres en el movimiento obrero. Recordó que una de las primeras leyes laborales en Argentina, el descanso del sábado, fue seguida por una que limitaba las horas de trabajo para mujeres y niños, subrayando que estos grupos siempre fueron parte esencial de la clase trabajadora, aunque muchas veces se omita en los relatos históricos.
Rompiendo barreras culturales y estructurales
Gil Lozano también enfatizó que las mujeres continúan enfrentando barreras sistémicas. Desde los horarios incompatibles para quienes tienen responsabilidades familiares hasta las limitaciones culturales que asocian erróneamente el liderazgo con lo masculino.
“Es necesario transversalizar la perspectiva de género en todos los ámbitos, públicos y privados, para desmantelar los prejuicios y construir una cultura organizacional que genere oportunidades sin discriminación por género, edad, orientación sexual, origen étnico o religión”, concluyó.