Está claro que en Wall Street parece que la ven, quizás, alentados por rápidas ganancias de corto plazo. Sin embargo, hay escepticismo entre los analistas macroeconómicos.
Para Andrés Abadia, economista jefe de Pantheon Macroeconomics, la inflación que proyecta el Gobierno para 2025 del 18,3%, significativamente menor que el pronóstico del año en curso del 104,4%, es una meta ambiciosa, dadas las dificultades económicas en curso, incluida una caída proyectada del PBI del 3,8% en 2024. Señala que “el Presupuesto propuesto por el Gobierno apunta a la estabilidad macroeconómica, pero carece de estrategias claras para lograr sus ambiciosos objetivos. En general, los datos recientes sugieren un posible enfriamiento de las presiones inflacionarias, pero Argentina enfrenta obstáculos significativos para estabilizar su economía y controlar la inflación de manera efectiva bajo la administración Milei, que debe equilibrar la consolidación fiscal con medidas de estímulo del crecimiento”.
El escenario para las elecciones de mitad de mandato
En esa línea coincide Mauricio Monge, economista para América Latina de Oxford Economics, que considera que los objetivos fiscales del presidente Milei serán difíciles de cumplir el próximo año. Cree que Milei suavizará su austeridad fiscal para impulsar el apoyo social antes de las elecciones de mitad de mandato, pero esto tendrá un costo para la confianza del mercado. “Creemos que el pago de enero a los tenedores de bonos extranjeros está asegurado debido al superávit primario de 2024 y al Repo de reservas de oro, pero el pago de julio es incierto. El riesgo de impago sigue siendo alto sin un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional FMI), acceso a los mercados internacionales y bajas reservas”, explica y proyecta que el déficit fiscal general alcance el 0,3% del PBI en 2024 y aumente al 1,1% en 2025. “La eliminación del impuesto a las transacciones exteriores (Impuesto PAIS) y el aumento del gasto obstaculizarán los esfuerzos de consolidación fiscal”, sostiene Monge.
Los expertos de Pantheon interpretan que la caída de las acciones locales estuvo vinculada con la escalada de tensiones políticas entre la administración Milei y el Congreso, destacando que “la polémica decisión de Milei de vetar una ley destinada a asegurar la financiación de las universidades públicas en medio de una inflación aún alta ha intensificado esta fricción”. “El entorno político es cada vez más inestable, a pesar de que el Gobierno informa un superávit fiscal nominal, y las protestas contra las medidas de austeridad aumentan”.
En tal sentido, advierten que el ambicioso Presupuesto para 2025 que apunta a un equilibrio fiscal nominal y un superávit primario del 1,3% del PBÏ, depende de que la inflación caiga a alrededor del 20% para fin de año y de una sólida recuperación del PBI del 5%. “Lograr estos objetivos será difícil, especialmente dada la minoría de Milei en el Congreso. La inestabilidad macroeconómica en curso y el malestar social plantean un riesgo considerable para la estrategia fiscal del Gobierno, a pesar de las posibles vías para la recuperación económica. Las medidas de austeridad pueden generar alivio fiscal a corto plazo pero, si no se manejan con criterio, podrían exacerbar el descontento público y obstaculizar la estabilidad”, afirman desde Pantheon.
Trump y una eventual guerra comercial
Por su parte, la gente de Oxford evaluó el impacto de una nueva guerra comercial si Trump gana la presidencia en EEUU y reconocieron su preocupación por las posibles consecuencias en América Latina. “Una mayor incertidumbre política bajo el gobierno de Trump generaría precios de las materias primas volátiles y probablemente más bajos y riesgos para el tipo de cambio, el crecimiento y los ingresos fiscales, ya que América Latina depende en gran medida de ellos”, señaló Tim hunter, economista senior para la región. Pero, si incluso no hubiera una nueva guerra comercial, creen que la mayor ansiedad sobre las nuevas restricciones comerciales probablemente alentará un renovado interés en la deslocalización, aunque son relativamente optimistas sobre las oportunidades que presenta la deslocalización para América Latina.
“Muchos países carecen del estado de derecho, la certidumbre política y la infraestructura necesarias para atraer una inversión extranjera directa significativa, incluso si están geográficamente en el patio trasero de EEUU. De hecho, nuestro modelo que evalúa el atractivo y la resiliencia de diferentes economías como ubicaciones para la actividad manufacturera, clasifica a las economías de América Latina cerca del final en una muestra de 41 grandes economías donde Argentina ocupa el peor lugar, lastrada por las exiguas tasas de inversión y la mala infraestructura”, explica Hunter.