En diálogo con el programa Mañana Fantástica, el Dr. Mauro Ruise se refirió a la conmoción generada por dos hechos trágicos ocurridos el pasado fin de semana en Santiago del Estero: la muerte de un futbolista amateur tras sufrir un infarto durante un partido y el fallecimiento de un joven músico santiagueño mientras dormía, también por un paro cardíaco.
“Son sucesos dramáticos que golpean no solo a las familias y amigos, sino que también nos llaman a reflexionar sobre la importancia de la prevención cardiovascular”, señaló el médico.
El Dr. Ruise advirtió que el infarto y la muerte súbita constituyen la primera causa de muerte en adultos en Argentina, superando ampliamente a otras enfermedades. “Muchas veces pensamos que son situaciones que afectan únicamente a los hombres, pero después de los 35 o 40 años la incidencia en mujeres se iguala e incluso puede ser mayor”, remarcó.
Respecto a las causas en jóvenes, explicó que si bien pueden darse infartos, los eventos fatales suelen estar relacionados con alteraciones cardíacas críticas no detectadas previamente. Por eso, subrayó la importancia de controles médicos periódicos, incluso en personas sin antecedentes familiares ni síntomas.
“La clave está en la prevención: chequeos médicos, actividad física regular, alimentación saludable y no subestimar ningún síntoma, como dolor en el pecho, falta de aire o palpitaciones”, insistió.
Finalmente, el profesional instó a la comunidad y a las autoridades a fortalecer las campañas de concientización sobre salud cardiovascular para reducir la alta incidencia de estos cuadros en la población.
Atención a los síntomas: cómo identificar las señales de un infarto y prevenir la muerte súbita
El Dr. Mauro Ruise explicó que la muerte súbita es un evento repentino e inesperado, que puede ocurrir incluso en personas aparentemente sanas y sin antecedentes. En cambio, los infartos suelen dar señales previas que, si se reconocen a tiempo, pueden salvar vidas.
Los síntomas más frecuentes incluyen:
-
Dolor en el pecho: una sensación opresiva, como si alguien pusiera un puño en el centro o el lado izquierdo del tórax.
-
Dolor irradiado: puede extenderse hacia el cuello, la mandíbula, la espalda o los brazos (especialmente el izquierdo).
-
Malestar en la boca del estómago: en algunos casos, se confunde con problemas digestivos.
-
Duración variable: el dolor puede durar menos de 10 minutos y desaparecer con reposo, lo que lleva a muchas personas a subestimarlo.
Ruise advirtió que factores como el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes no controlada y el estrés crónico aumentan significativamente el riesgo de sufrir un infarto.
“El problema es que muchas veces los síntomas se ignoran o son silenciosos, pero podemos prevenir estos cuadros si adoptamos hábitos saludables y nos realizamos controles médicos periódicos”, destacó el especialista.
📰 Prevenir y actuar a tiempo: la clave para salvar vidas ante un infarto o muerte súbita
El especialista destacó que, en casos de infarto, actuar en las primeras horas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
“El infarto se produce cuando una arteria coronaria se tapa, generalmente por un coágulo. Si logramos abrirla dentro de las primeras tres horas, prácticamente podemos abortar el infarto. Lo ideal es hacerlo antes de las seis horas”, afirmó. Ruise detalló que actualmente existen técnicas como la angioplastia o la administración de medicamentos trombolíticos que permiten destapar la arteria y salvar al paciente.
Sin embargo, advirtió que cuando se produce una muerte súbita, el tiempo de reacción debe ser inmediato. “Si la persona pierde el conocimiento, no respira y no responde, hay que llamar al servicio de emergencias (107), iniciar compresiones torácicas y usar un desfibrilador externo automático (DEA) si está disponible. Cada minuto cuenta para aumentar las posibilidades de supervivencia”, remarcó.
Finalmente, el médico hizo hincapié en la importancia de la prevención: controles médicos periódicos, hábitos de vida saludables y la capacitación en maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) para la población. “Prevenir y saber cómo actuar son las dos herramientas más poderosas para evitar estas tragedias”, concluyó.