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CANCIONES QUE NACEN DEL ALMA: LA HISTORIA DE KIKE OYOLA

Nacido en la ciudad de Frías, Santiago del Estero, Kike Oyola es hoy una de las voces  del folclore santiagueño. Pero su historia musical no comenzó, como muchos podrían pensar, directamente con el folclore. De hecho, sus primeros pasos estuvieron marcados por los acordes eléctricos del rock internacional. En su casa no se escuchaban chacareras ni zambas: el sonido que ambientaba su infancia eran las guitarras distorsionadas de bandas como Guns N’ Roses, Metallica o los inconfundibles Beatles, influencias transmitidas por sus hermanos y su entorno familiar.

Desde chico, sin embargo, Kike sentía una fuerte inquietud por la música. A los 10 años ya soñaba con tener una guitarra, aunque todavía el folclore era algo que aparecía solo en la escuela, en los actos patrios, o en los festivales, sin un peso real en su universo sonoro.

Todo cambió cuando tenía 14 años. En septiembre de 1999, su destino comenzó a definirse. Empezó a juntarse con amigos del barrio que tocaban la guitarra, y fue entonces cuando el folclore lo llamó por primera vez. Lo atrajo ese lenguaje nuevo que escuchaba entre ellos: “la menor”, “la mayor”, los acordes que aún no comprendía, pero que empezaban a sonar como un nuevo mundo por descubrir. Fue preguntando, probando, aprendiendo con paciencia y entusiasmo. Así nació su vínculo con la música folclórica, desde el encuentro, la curiosidad y el juego compartido.

Para Kike, Frías es mucho más que su ciudad natal. Es un punto de encuentro cultural, un cruce de caminos donde confluyen influencias de Catamarca, Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero. Esa riqueza multicultural le da un valor especial: “Frías es un semillero importante de la música folclórica santiagueña”, asegura. Y lo respalda con ejemplos concretos: muchos compañeros y compañeras de su generación están haciendo camino en la música desde esa tierra fértil.

CARRERA MUSICAL

En el año 2005, Kike Oyola decidió dar un nuevo paso en su vida artística y personal; se fue a vivir a Córdoba junto a un amigo también oriunda de Frías. Fue allí donde nació La Raíz, su primer grupo musical en tierras cordobesas, con el que interpretaron canciones propias y comenzaron a abrirse camino en distintos escenarios locales. Esa experiencia fue clave para consolidar su vocación como compositor e intérprete.

Con el tiempo, su recorrido artístico lo llevó a formar parte de otros proyectos significativos. Uno de ellos fue con la reconocida artista Elvira Díaz, exintegrante de la banda Orígenes de los años noventa. Junto a Natalia Torali y Mario dieron vida a un grupo con un fuerte sentido de pertenencia e identidad cultural: MaS, sigla de Movimiento Artístico Santiagueño. Este colectivo nació entre 2012 y 2014 con la intención de visibilizar y difundir el arte santiagueño desde una perspectiva renovadora y comprometida.

Aunque estos proyectos colectivos marcaron momentos importantes en su vida, Kike también encontró en el camino solista un espacio de expresión más íntimo y personal. Desde entonces, viene transitando su carrera con constancia y autenticidad, llevando su música a distintos rincones del país.

CANCIONES QUE NACEN DE LO VIVIDO

El cantautor no oculta su emoción al hablar de lo que generan sus composiciones en el público. “Me siento muy contento y agradecido de que mucha gente elija mis canciones para sus repertorios,  para sus encuentros en familia, para sus peñas”, afirma. “Es un regalo inmenso que ocurran esas cosas con mis canciones, que la gente las tome, las haga propias y que encuentren en ellas un mensaje.”

Para él, la creación no responde a una fórmula ni a una planificación. “No me siento a escribir una canción. Me surge. Son cosas vividas. Cosas que se van acumulando en algún lugar adentro y, de repente, aparece una melodía. Y sobre esa melodía puedo volcar todo lo que me pasa”, explica con sinceridad.

Sus obras nacen desde la experiencia, desde la emoción cruda y sin filtros. “Es como si necesitara decir algo y la canción apareciera como canal. Cuando alguien más la escucha, la canta, la siente, es ahí donde todo cobra sentido”, concluye.