La docente e historiadora, Fernanda Gil Lozano en diálogo con “Mañana Fantástica”, destacó la figura de Julieta Lanteri, una activista, médica y pionera del feminismo en Argentina. Nacida en Italia y llegada a Argentina siendo niña, se convirtió en una figura clave en la lucha por los derechos de las mujeres en el país.
“Es una mujer muy interesante por cómo vivió y por cómo murió. Para muchos, la mataron, y eso genera alrededor de ella un halo muy particular”, sostuvo Lozano. Nacida en Italia en 1873, Lanteri llegó a Buenos Aires con su familia y recibió una formación académica sólida: primero se graduó en farmacia y luego en medicina, convirtiéndose en la tercera mujer médica en Argentina.
A pesar de sus méritos, Lanteri enfrentó discriminación: cuando intentó ocupar un cargo en una cátedra de salud mental, fue rechazada por ser extranjera. Sin embargo, continuó su lucha por los derechos de las mujeres de manera independiente, rechazando los partidos políticos tradicionales y promoviendo la creación de un partido feminista.
Su participación en el Primer Congreso Femenino Internacional en 1910 la consolidó como una de las primeras sufragistas latinoamericanas. Allí, presentó propuestas innovadoras, como la igualdad entre hijos legítimos e ilegítimos, el derecho al estudio para las mujeres, la protección de las trabajadoras, la lucha contra la prostitución y el alcoholismo, así como la implementación de la educación sexual, adelantándose décadas a debates contemporáneos.
Gil Lozano resaltó además que Lanteri fue la primera mujer en votar en Argentina, tras ganar un juicio contra la Municipalidad de Buenos Aires que le permitió inscribirse en el padrón electoral, aunque luego la ley la excluyó al exigir la libreta de enrolamiento masculina.
“Era una mujer de avanzada, muy peleadora. Realizaba simulaciones de voto, vestida de blanco, y tenía proyectos que incomodaban a los partidos tradicionales”, relató la historiadora.
Finalmente, Lanteri murió en 1932 en circunstancias que muchos consideran sospechosas: fue atropellada por un auto perteneciente a un miembro de la Liga Patriótica, vinculada a movimientos fascistas emergentes en la región. Para Gil Lozano, este episodio subraya el carácter controvertido y valiente de una mujer que marcó un hito en la historia del feminismo argentino.