Con una trayectoria marcada por la herencia familiar y la pasión por el folklore y la chacarera, este artista santiagueño no solo mantiene viva la tradición, sino que la transmite a los jóvenes de su tierra.
Desde el corazón del departamento Atamisqui, Gallito Tévez se ha consolidado como uno de los músicos más reconocidos de la región. Nacido en una pequeña localidad cercana a Hoyón, lleva en la sangre la pasión por el bandoneón y el folklore, un legado transmitido por su abuelo y su padre.
“Vengo de una familia de músicos. Mi abuelo ya lo era, mi padre también, y desde muy chico crecí rodeado de esa magia que tiene la música santiagueña”, relata Gallito. En su hogar, la unión familiar y el arte iban de la mano. “Siempre fueron muy unidos en todo, incluso tenían una sola señal, una sola marca; nunca discutían por nada. En las madrugadas, después de trabajar con la hacienda o en la carnicería, se reunían a tocar música. Era parte de nuestra vida cotidiana.”
Gallito reconoce que esa convivencia musical fue determinante para su vocación. A lo largo de los años, ha recorrido escenarios importantes, compartiendo su arte con grandes referentes y llevando el sonido del bandoneón a distintos puntos de la provincia y del país.
El compromiso con la cultura y los jóvenes
Hoy, más allá de su carrera artística, Gallito Tévez ha asumido un rol clave en la formación de nuevos talentos en Villa Atamisqui. Con dedicación, enseña a niños y adolescentes a tocar el bandoneón, asegurando así que este instrumento tradicional siga sonando en manos santiagueñas.
“Es una alegría enorme ver cómo los chicos se apasionan por la música. Nuestro folklore necesita ser cuidado y transmitido a las nuevas generaciones”, afirma.
Gallito Tévez es, sin dudas, un símbolo vivo de la cultura del interior santiagueño: un hombre que no solo interpreta la música de sus ancestros, sino que la mantiene vigente y la proyecta hacia el futuro.