A raíz del fallecimiento del Papa Francisco, Enrique Hisse compartió una profunda reflexión sobre los sueños colectivos y las utopías perdidas. Conmovido por el legado del pontífice, cuestionó el rumbo individualista del mundo actual y llamó a recuperar el deseo de construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria.
En ese contexto, Enrique Hisse expresó que la muerte del Papa Francisco lo llevó a una profunda reflexión:
“¿Cuándo fue la última vez que soñamos con una utopía?”.
Un interrogante que trasciende lo religioso y se proyecta hacia todos los ámbitos de la vida: ¿Cuándo soñamos con un mundo mejor, con pan para todos, con trabajo digno? Un mundo donde los bienes sean compartidos y no privilegios de unos pocos.
“La muerte de Francisco me hizo volver a esos sueños y utopías que parecieran olvidados —afirmó Hisse—. Me movilizó porque fue una persona que puso en el centro a los marginados, no solo para sanar sus heridas, sino también para mostrar aquellas que aún siguen abiertas. Y fue más allá: se animó a señalar con claridad a los responsables de esa injusticia”.
Destacó además el carácter transformador del mensaje del Papa: una voz de fraternidad levantada en un mundo cada vez más individualista, no solo como estrategia revolucionaria, sino como una utopía, un sueño, una tarea, una misión.
“La misión —concluyó Hisse— es una tarea vital que conecta con algo superior a uno mismo. Es colectiva. Francisco nos dejó ese legado: que nada se construye en soledad, en un mundo que constantemente nos empuja al ‘sálvese quien pueda’, sin mirar al que está al lado. Él nos recordó que vivir con sentido es posible si lo hacemos en comunidad”.