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FINA SCARFÓ: ENTRE BOMBAS, TIROS Y AMOR

La docente e historiadora Fernanda Gil Lozano, en diálogo con Mañana Fantástica, analizó la figura de Fina Scarfó, protagonista de una de las historias más intensas y controvertidas del anarquismo argentino. En su exposición, destacó la necesidad de revisar el rol de las mujeres dentro de los grandes relatos nacionales.

Gil Lozano explicó que “Fina” Scarfó, pareja del anarquista Severino Di Giovanni, nació en Buenos Aires en 1912, en el seno de una familia de inmigrantes italianos. “Siempre se intentó romantizarla como una heroína, pero su historia es mucho más compleja y, en algunos aspectos, incluso incómoda”, afirmó.

La historiadora contextualizó la presencia de Di Giovanni, quien llegó a la Argentina huyendo del fascismo europeo. “El anarquismo estaba dividido: algunos militaban en el movimiento obrero y en organizaciones populares, mientras que otros integraban el sector de los llamados expropiadores, responsables de atentados, secuestros y asaltos. Estos grupos marcaron fuertemente la década del ’30”, explicó.

¿Cómo se conocieron Severino y Fina Scarfó?

Según Gil Lozano, la relación comenzó cuando Di Giovanni alquiló una propiedad que la familia Scarfó tenía para renta. En ese momento él estaba casado y tenía hijos, lo que generó un fuerte rechazo social, más allá de la diferencia de edad con Fina. “Lo curioso señala es que Fina no solo continuó con Severino, sino que también entabló una estrecha amistad con Teresa, su esposa. Esto fue muy criticado incluso dentro del anarquismo.”

Ese vínculo llevó a Fina a reflexionar sobre el amor libre, no solo como la ausencia de matrimonio civil, sino como la capacidad de las mujeres para tomar decisiones libres e independientes. Gil Lozano resaltó que Fina incluso cuidaba a los hijos de Teresa y Severino, generando un entramado afectivo muy particular para la época.

La doble opresión y las reflexiones de época

La historiadora recordó que ya en 1927, publicaciones anarquistas como Cúlmine hablaban de la “doble opresión” de las mujeres. “Así como los trabajadores sufrían la tiranía económica del capitalismo, las mujeres eran víctimas de la tiranía masculina. Y casi un siglo después, seguimos discutiendo lo mismo”, apuntó.

Persecución, fusilamiento y exilio interior

Gil Lozano relató que, en medio de una etapa de intensas acciones del anarquismo expropiador, Di Giovanni fue detenido y posteriormente fusilado en 1931. Fina logró despedirse de él junto a sus hijos, en un encuentro íntimo gestionado antes de la ejecución. Su hermano Paulino, también anarquista, fue fusilado al día siguiente.

A partir de entonces, Fina debió cambiar su apellido, continuar sus estudios y enfrentar el rechazo social. Vivió con dificultades económicas y atravesó un largo período de estigmatización hasta que una intelectual la contrató como secretaria, ayudándola a reconstruir su vida.

En 1999, la Policía Federal finalmente le devolvió las cartas personales que intercambió con Di Giovanni, confiscadas durante casi 70 años. Fina Scarfó falleció en 2006, siempre sosteniendo que la ejecución de Severino había sido injusta.

Una postura crítica frente al feminismo

Gil Lozano destacó también que Fina nunca se identificó con el feminismo institucional. “Ella decía que luchar por derechos dentro de un sistema opresivo era reproducir sus lógicas. Su idea de libertad era otra: acción directa, coherencia y autonomía, siguiendo de algún modo la línea de Severino, que nunca quiso pertenecer a ningún partido.”

Según la historiadora, Fina dedicó su vida a defender a los oprimidos y a sostener sus convicciones libertarias, aun cuando eso implicó quedar al margen de buena parte de la vida política tradicional.