En diálogo con Mañana Fantástica, el analista Enrique Hisse se refirió al difícil contexto que enfrentan los gobiernos progresistas frente a organismos financieros internacionales y estructuras de poder que, según su análisis, favorecen a gobiernos conservadores.
“Uno se pregunta por qué a los gobiernos populares les cuesta tanto establecer derechos y cumplir promesas electorales, mientras que los gobiernos de derecha, de un plumazo, pueden revertir lo logrado y modificar leyes sin mayores obstáculos”, señaló Hisse.
El especialista mencionó ejemplos recientes: “Macri, después de años de debate sobre la democratización de los medios, con un decreto tiró todo abajo. ¿Hay una cancha inclinada en esto? indudablemente sí; no es lo mismo ser un gobierno conservador o de derecha que ser un gobierno progresista al cual le cuesta mucho más cumplir las promesas electorales”, sentenció.
Hisse subrayó que la diferencia radica en la relación con la institucionalidad: “Los gobiernos populares respetan la democracia y las leyes, y eso los coloca en desventaja frente a gobiernos conservadores, que se consideran el poder y pueden pasar por alto prioridades legales o democráticas”.
Además, destacó que la judicialización de la política, el acoso mediático y la violencia institucional afectan desproporcionadamente a los gobiernos progresistas: “Un escándalo que involucre a un ministro progresista sería amplificado y castigado, mientras que los gobiernos conservadores pueden operar con mayor impunidad, dejando contratos blindados que condicionan la acción del Estado”.
Para Hisse, esta situación refleja un Estado y una estructura con selectividad política, que favorece las demandas de gobiernos de derecha y obstaculiza la implementación de políticas populares: “Indudablemente hay una cancha inclinada, y eso hace que los gobiernos progresistas tengan que enfrentar mayores dificultades para cumplir con su mandato y defender los derechos de la población”.