Frank Cuesta, cuestionado por supuestos audios que lo vinculan al envenenamiento de perros y gatos y a la compra de pistolas táser, hizo un video en el que cuenta que no es veterinario ni herpetólogo, que los animales de su santuario fueron comprados y que tiene una enfermedad que no es cáncer. Su hijo aseguró que hizo el video “bajo presión”.
El youtuber y naturalista Frank Cuesta, cuestionado en los últimos días por la filtración de supuestos audios suyos en los que hablaba de envenenar a los perros y gatos que se metían a su santuario, de cortar los cuernos a un ciervo o de “comprar (pistolas) táser” para defenderse de los animales, sorprendió a sus seguidores con un video en el que confesó que no es herpetólogo, que su santuario es un “show” y que no tiene cáncer.
En primer lugar, “quiero disculparme públicamente con Chi (su mano derecha) y asumo completamente la responsabilidad del hate que le cayó después de mi detención”, dijo Cuesta, quien fue detenido en febrero pasado por presunta posesión ilegal de animales salvajes en su Santuario Libertad. Entonces, se pensó que fue Chi el que envió una denuncia anónima por correo electrónico al Departamento de Parques Nacionales de Tailandia.
“Tengo que admitir varias cosas que muchos os estáis preguntando. He escrito un texto porque es un video bastante duro para mí de hacer”, comenzó a decir el naturalista, que optó por leer un comunicado ante la cámara.
“He de decir que he sido un personaje y poco a poco se me ha ido yendo de las manos por un grave problema que tengo de mitomanía y ego”, admitió. Y anunció: “Ni soy veterinario ni soy herpetólogo. Tengo conocimientos que no son básicos de animales, pero tampoco son conocimientos profesionales”.
En su descargo, también negó estar atravesando cáncer. “Llevo años tratándome de una mielodisplasia -una enfermedad que se origina por un grupo de trastornos causados por células sanguíneas mal formadas o que no funcionan correctamente-, pero no tengo cáncer”, reconoció.
Luego, se sinceró respecto al origen del Santuario Libertad y a su vínculo con los ejemplares que alberga. “Todos los animales del santuario han sido comprados, por lo tanto, podríamos definir que es más una granja de animales que un santuario. Nunca he rescatado animales. Todo ha sido parte de un show que, poco a poco, se me ha ido de las manos“, explicó.
Y aclaró: “Los animales que han muerto en el santuario, la mayoría, ha sido por mi propia negligencia, pero la situación ha ido mejorando desde hace un tiempo. Intento aprender más y mejorarlo cada día”.