Hoy nadie duda en ubicar a Brad Pitt en la lista de estrellas indiscutibles de Hollywood siendo además uno de los más reconocidos y versátiles dentro de la industria. Sin embargo, hubo un tiempo en que el actor oriundo de Oklahoma llegó a dudar si su futuro estaba en la actuación.
Uno de esos puntos clave fue El río de la vida (A River Runs Through It), un drama dirigido por Robert Redford que, pese a ser una experiencia profesional enriquecedora, dejó al actor con sentimientos encontrados sobre su interpretación. “Decidí entender mi proceso como una reflexión constante y buscar siempre crecer”, declaró el actor décadas después.
“El Río de la Vida”, un filme que estableció una etapa
Este íntimo y poético drama adapta la novela semiautobiográfica de Norman Maclean. En ella, Brad Pitt interpreta a Paul MacLean, un joven charismático, impulsivo y apasionado, criado en la Montana de principios del siglo XX. Bajo la férrea disciplina y los valores religiosos de su padre pastor, Paul contrasta con su hermano Norman, introspectivo y reservado.
A través del simbolismo de la pesca con mosca, el film explora el conflicto entre libertad individual y lazos familiares. “La belleza visual y emotiva de esta obra se convirtió en culto”, destacaron los críticos, marcando un hito también para Robert Redford.
“Podría haberlo hecho mejor“, según la autocrítica de Pitt
Durante una entrevista con Entertainment Weekly, Brad Pitt compartió: “Fue una experiencia valiosa… pero no logré estar a la altura de las circunstancias”. Pese a trabajar inspirado por figuras como Paul Newman y Clint Eastwood, el actor admitió no alcanzar el nivel deseado.
Su personaje, Paul, basado en una figura real, añadió presión en el rodaje. “Tal vez se sumó la presencia ocasional de la familia real de MacLean”, comentó, aumentando su autocrítica.
Comparaciones chocantes y búsqueda de identidad
Tras el estreno, la prensa comparó constantemente a Brad Pitt con Robert Redford por sus similitudes físicas y estilo. Aunque halagado, Pitt confesó: “Cada persona quiere encontrar su propio estilo. No quiere que lo consideren un imitador”.
Este deseo de autenticidad marcó su crecimiento y construyó su identidad como actor multifacético, diferenciándolo de mentores o figuras similares.
A pesar de sus reservas, la película fue decisiva tras su aparición en Thelma & Louise. Fue seguida por estrenos como Kalifornia, Amor a quemarropa y éxitos globales como Entrevista con el vampiro, Leyendas de pasión y Seven.
La evolución de Pitt demuestra que “las críticas no solo construyen lecciones, sino una carrera artística sólida y reflexiva”.