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GABRIELA LAPERRIÉRE: PIONERA EN LA DEFENSA DE LAS MUEJRES TRABAJADAORAS EN ARGENTINA

En diálogo con Mañana Fantástica, la docente e historiadora Fernanda Gil Lozano destacó la trayectoria de Gabriela Laperrière, una figura clave en la defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras en la Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX.

Gil Lozano recordó que la historia obrera suele centrarse en los hombres, dejando de lado la participación de mujeres y niños, un colectivo fundamental en la organización de las primeras uniones y movimientos sindicales del país. “Se olvidan de la masa inmensa de mujeres y niños trabajadores que tuvo la Argentina a principios del siglo, cuando se empezaban a organizar las uniones más combativas”, explicó.

Nacida en Burdeos en 1876, Laperrière llegó a Buenos Aires con la intención de dedicarse a la literatura, pero pronto se involucró en las luchas sociales de la época, especialmente entre los inmigrantes franceses, muy activos en la prensa y los movimientos obreros. Fue testigo y partícipe de la resistencia contra la Ley de Residencia de 1902, que permitía la deportación de inmigrantes con ideas políticas consideradas peligrosas para los intereses de la élite.

Fernanda Gil Lozano destacó que Gabriela se casó con Coni, un histórico militante socialista, y se dedicó plenamente a la actividad sindical y a la defensa de la clase trabajadora, dejando de lado la política parlamentaria. Su labor se enfocó en la protección de mujeres y niños en fábricas, denunciando las terribles condiciones laborales en industrias como la de fósforos, tabaco y papel, donde los trabajadores estaban expuestos a sustancias tóxicas y largas jornadas de trabajo.

Laperrière también promovió mejoras en la vivienda obrera, alertando sobre las condiciones insalubres de los conventillos, donde la mayoría de las familias carecía de agua potable y enfrentaba problemas de higiene y salud, incluyendo la propagación de enfermedades como la tuberculosis.

Uno de sus mayores logros fue ser parte de la creación de la primera ley de protección del trabajo en América Latina, la Ley 5.291 de 1907, impulsada por Juan B. Justo y Nicolás Palacios, que regulaba las condiciones laborales de mujeres y niños. Además, fue nombrada inspectora de fábricas, supervisando de cerca el cumplimiento de las normas y denunciando situaciones de riesgo que afectaban la salud de los trabajadores.

A pesar de morir a los 40 años, Gabriela Laperrière dejó un legado indeleble en la defensa de los derechos laborales, especialmente de los sectores más vulnerables. “Fue una voz muy silenciada, la primera mujer integrante del Partido Socialista en el Libertario, y su impacto social y político fue enorme”, concluyó Gil Lozano.