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UN VECINO CONSTRUYE UN REFUGIO Y NECESITA LA AYUDA DE TODOS: HOY ALBERGA ALREDEDOR DE 100 PERROS

Carlos Rubén Cicka, vecino del barrio Mama Antula, lleva adelante un proyecto solidario destinado a rescatar y proteger a perros en situación de calle. A través de un trabajo sostenido y profundamente comprometido, está construyendo un refugio que busca brindar contención, asistencia y una mejor calidad de vida a decenas de animales abandonados. Hoy, solicita la colaboración de la comunidad para poder continuar con esta tarea.

Carlos Rubén Cicka comenzó su labor al llegar con su familia al barrio Mama Antula de la ciudad de La Banda, provincia de Santiago del Estero. Allí, el constante y visible abandono de perros lo movilizó a actuar. “Uno no puede hacerse el distraído ante tanto sufrimiento. Si bien no todos tienen la misma sensibilidad, quienes la tenemos sentimos la responsabilidad de hacer algo”, expresó en diálogo con el programa La Hora de las Mascotas.

El proyecto comenzó de manera muy sencilla: alimentando a los perros que vagaban por el barrio. Sin embargo, con el tiempo, advirtió que esta acción era solo el primer paso. “Cuando uno alimenta a un animal callejero, es muy probable que vuelva. Entonces empezamos a generar espacios dentro de casa para contenerlos y evitar que volvieran a la calle”.

Así fue como, inicialmente, acondicionó el terreno de su vivienda para albergar a varios animales. Con el paso de los meses y ante el crecimiento del número de perros rescatados, comenzó a construir un refugio. Si bien la obra aún no está finalizada, ya representa un importante avance para la contención y cuidado de los animales.

Actualmente, Cicka sostiene este proyecto con recursos propios y la colaboración de algunos vecinos y profesionales. “Eso demuestra que aún existen personas que no solo trabajan por vocación, sino que también tienen amor y compromiso por los animales”, destacó.

No obstante, reconoció que la ayuda todavía es limitada, y por ello lanzó un pedido público a la comunidad: necesita donaciones de alimento, servicios veterinarios, colchones en desuso, tarimas y también difusión del proyecto. “Entre muchos, con poco, se puede hacer mucho”, afirmó.

Además, insiste en que este trabajo, a menudo invisibilizado, es clave para fomentar una conciencia social más empática y responsable. “Aún hay quienes piensan que un animal es un objeto, pero ellos también sienten, también aman. Y nosotros, como sociedad, debemos cuidar de ellos”.

Quienes deseen colaborar con el refugio pueden contactarlo a través de sus redes sociales @carlosrubencicka . Cualquier aporte, por pequeño que sea, contribuye a mejorar la vida de decenas de animales que esperan una segunda oportunidad.