No se trataba de un simple arrebatador. Su accionar era mucho más agresivo y premeditado. Elegía cuidadosamente a sus víctimas —en su mayoría mujeres— y actuaba en complicidad con un motociclista que lo trasladaba hasta el objetivo. Antes de robar, las golpeaba, las tiraba al suelo y recién entonces les arrebataba celulares, carteras y bolsos.
Este patrón violento se repitió en varios hechos, lo que permitió a los investigadores de la Policía identificar al agresor mediante el análisis de imágenes captadas por cámaras de seguridad. Con los elementos reunidos, el juez de Control y Garantías, Dr. Darío Alarcón, ordenó varios allanamientos en la zona norte de la capital santiagueña.
Uno de ellos se realizó ayer en una vivienda ubicada en la intersección de Tristán Argañaraz y cantera del barrio Huaico Hondo. Al advertir la presencia policial, el principal sospechoso intentó huir, pero fue reducido y detenido a pocos metros. Se trata de Lucas Zamora, de 31 años, quien quedó a disposición de la fiscal Belkis Alderete. En el lugar también fue secuestrada una motocicleta utilizada en los asaltos.
Durante los procedimientos, los efectivos se dirigieron a otra vivienda, en calle Vilelas del barrio Juan Felipe Ibarra. Allí, una joven de 26 años entregó un teléfono celular que reconoció haber comprado a Zamora por $40.000. El equipo había sido robado en un hecho ocurrido en colectora Dr. Raúl Alfonsín y Av. del Trabajo.
Más tarde, en el mismo barrio, otro hombre de 47 años también entregó un celular comprado al acusado. El dispositivo pertenecía a una joven de 24 años, víctima de un robo violento en la intersección de calles Echeverría y Formosa.
Lucas Zamora será indagado en los próximos días, mientras continúa la investigación para determinar si hay más personas involucradas en esta seguidilla de hechos delictivos.