El reconocido artista folklórico Pablo Araujo, oriundo del paraje La Providencia en el departamento Aguirre, lanzó su candidatura a comisionado con el firme propósito de devolverle a su tierra natal lo que le dio desde la infancia. En diálogo con El Interior Santiagueño, compartió su historia de vida, sus raíces campesinas y los proyectos que busca concretar si es elegido.
Pablo Araujo es mucho más que un músico folklórico, es un hijo del interior profundo que, con esfuerzo y compromiso, logró formarse académicamente y representar a su gente con orgullo. Nacido y criado en el paraje La Providencia, a pocos kilómetros del pintoresco pueblo Argentina, su historia personal está marcada por la lucha, el sacrificio y el amor a su tierra.
En conversación con El Interior Santiagueño, Araujo anunció su candidatura como comisionado, un paso que define como “la oportunidad de trabajar de manera directa por las necesidades de la comunidad”. Su compromiso social no es nuevo, desde hace años impulsa actividades culturales y educativas que reflejan las vivencias del interior santiagueño, como su chacarera “Del Estudiante”, una obra que retrata el desarraigo de los jóvenes rurales que migran para poder estudiar.
La historia de su familia refleja el mismo espíritu. “Mi padre, campesino, siempre soñó con que sus hijos se formaran. Mis hermanos mayores son ingenieros, y yo también salí a estudiar, pero cada fin de semana volvíamos a trabajar la tierra”, relata. Hoy, esa vivencia es el motor de su compromiso político: mejorar la educación, la salud y la infraestructura de su lugar.
Uno de sus principales proyectos apunta a recuperar la posta sanitaria de La Providencia, que actualmente no presta servicios. También trabaja con universidades en estudios de impacto ambiental, luego de que, en 1990, la zona sufriera una grave contaminación por desechos tóxicos provenientes del Reino Unido. “Durante 20 años, esos productos estuvieron enterrados a cien metros de una escuela. Mucha gente se enfermó. Queremos que eso no quede en el olvido y que se estudie a fondo”, expresó.
Para Pablo, volver al interior es una forma de honrar sus raíces y transformar la realidad de su comunidad. “Si logramos que un joven más no tenga que irse, que un enfermo reciba atención cerca de casa, que se valoren nuestras historias y luchas, habremos dado un gran paso. Yo quiero estar ahí para ayudar a que eso suceda”, concluyó.