MALESTAR CRECIENTE POR EL CONGELAMIENTO DE SUELDOS EN EL EJECUTIVO Y EL CONGRESO: EL IMPACTO DEL EFECTO “NO HAY PLATA”
En Diputados prevén cobrar menos que hace dos meses porque se aplicará el descuento del aumento que tuvieron el mes pasado, luego desactivado. El caso del Senado. La trama detrás de la salida de Armando Guibert, hombre clave de Posse.
“Vamos a cobrar menos que hace dos meses, es un delirio, genera más malhumor. En todo caso que lo descuenten en cuotas”. El que habla es un diputado con una alta exposición mediática que acaba de chequear la liquidación provisoria de su sueldo de marzo y que confirmó por sistema que deberá devolver el aumento que les habían otorgado el mes pasado a los legisladores y que, por pedido de la Casa Rosada, Martín Menem y Victoria Villarruel tuvieron que deshacer con una resolución conjunta, incluso a pesar de la resistencia, pública y privada, que ofreció, sin éxito, la Vicepresidenta.
Algo más de $900.000 es el salario neto que, por ejemplo, un diputado del peronismo tendrá acreditado la semana próxima en su cuenta, más otros casi $200.000 en concepto de “desarraigo”, un plus que reciben aquellos legisladores que son del interior. Es decir, algo más de $1 millón, según la constancia que constató este medio. Muy por debajo del sueldo en torno a los $2,2 millones que percibieron en febrero con el aumento dispuesto por Menem y Villarruel antes de dar la marcha atrás, pero incluso una cifra mucho menor a los $1,7 millones que, en promedio, cobraron en enero.
“Dejar sin efecto, a partir del 1 de enero de 2024, la RC 13/11 suscripta por Amado Boudou y Julián Domínguez, en lo que respecta a la equiparación y movilidad automática de la Dieta, Gastos de Representación y Desarraigo que perciben los diputados y senadores nacionales”, firmaron el presidente de la Cámara baja y la Vicepresidenta el 11 de marzo después de convalidar la actualización salarial de los legisladores junto al aumento al personal legislativo de fines de febrero. Una medida que Javier Milei ordenó desactivar para no alterar la construcción de su relato público de ajuste y “motosierra”. En plena licuación salarial.
Según el economista Matías Surt, de referencia de la Coalición Cívica, desde el 2018 el salario de los diputados había caído un 55% hasta enero. Más que la caída promedio de los trabajadores registrados -en torno al 39%- y en línea con las jubilaciones. La diputada Silvia Lospennato, de hecho, tiene un proyecto presentado para igualar escalas entre los poderes del Estado, y actualizar en base a salarios mínimos y jubilaciones.
Desde que se resolvió ir para atrás con los aumentos, los legisladores están muy fastidiados, y el malhumor se expandió en los últimos días en todos los despachos del Parlamento. La semana próxima, cuando se depositen los sueldos, el tema volverá a ser motivo de conversación obligado puertas adentro. La semana pasada, por ejemplo, se discutió en la reunión de bloque de Unión por la Patria. La misma situación se repite en el Senado, aunque hasta ayer algunos de los senadores consultados por Infobae aseguraron que todavía no habían visto el descuento a través del sistema, que permite visualizar una liquidación previa de los haberes. “Se habla acá de que vamos a cobrar con descuento”, abundó un senador del PJ. Todavía no recibieron ninguna notificación.
“No llegamos a los 2 millones. Por todo concepto cobro alrededor de $1,8 millones”, explicó, por su parte, un colega de la UCR.
En el Congreso reconocen que es un debate antipático. No solo por la bajísima estima que la sociedad le tiene al Poder Legislativo, según la mayoría de los sondeos, a la que Milei colaboró de manera sistemática con su recurrente alusión a “la casta”. El cenit de esa construcción comunicacional fue cuando se refirió al Parlamento como un “nido de ratas”.
Lejos de poner el grito en el cielo, la mayoría de los parlamentarios hicieron silencio. Es que, en este contexto, la dirigencia reconoce que, al menos por ahora, oponerse al Presidente no es gratis. Más bien lo contrario. Lo puede decir el gobernador Ignacio Torres que en su afrenta pública a la Casa Rosada por el recorte de fondos ganó popularidad, pero perdió algo de simpatía en el electorado oficialista.