Cristian Juarez, de 37 años, lleva una vida plena: trabaja, disfruta de sus pasatiempos y sale con amigos. Su familia cuenta que el camino hacia este punto fue largo, pero ahora, como cualquier otra persona de su edad, lleva una vida normal.
En 2017, surgió la oportunidad de trabajar en el Instituto Camino de Esperanza (ASAIM), lo que significó un gran paso hacia la inclusión laboral. En 2018, consiguió una pasantía en una empresa que le permitió desarrollar sus habilidades, apuntando a su independencia y aprendizaje para enfrentar los desafíos de la vida.
Aprendió a moverse en transporte público, conociendo las rutas para llegar a su casa, la escuela y el trabajo. En 2019, Cristian y un familiar firmaron un acuerdo con una empresa para que pudiera trabajar como empleado permanente, garantizando así su estabilidad económica.
Hoy en día, continúa desempeñando un importante trabajo en este entorno, junto con un grupo de compañeros que colaboraron en su inserción laboral.
Además, es actor, gracias a una oportunidad que surgió hace dos años en una serie cómica de ocho capítulos que se transmitiría a través de un canal local. Aunque el papel exigía que su personaje fuera tímido y retraído, lo contrario a su personalidad, Cristian aceptó el desafío y se entregó al trabajo de filmación.
No le teme a los desafíos y los enfrenta tanto en lo laboral como en lo social y deportivo, participando en rugby inclusivo, donde ha viajado y competido en numerosas ocasiones.
“Cristian Juarez está llenando todas las casillas y es el ejemplo que todos quisiéramos seguir en la vida. Estoy orgullosa de ser su hermana; es un buen hijo, un buen tío y un buen hermano”.
